Las Agencias de Calificación son “catastrofistas” y “arbitrarias” en sus calificaciones

Mar, 04/12/2012
José Andrés Sánchez Pedroche, Rector de la UDIMA

Especialistas de la UDIMA y la Universidad Politécnica de Madrid analizan y cuestionan en un trabajo de investigación conjunto la metodología empleada por Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch para realizar sus valoraciones.  

Inconsistencia, oscurantismo metodológico, falta de calidad y abuso de poder son algunas de las críticas recogidas en un trabajo que reclama la necesidad de crear una entidad que supervise y controle las actuaciones de las Agencias de Calificación.

La Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) ha presentado en el CEF (Centro de Estudios Financieros) el trabajo “Las Hijas de Elena: La Triple A”, un estudio sobre las Agencias de Calificación Crediticia, fruto de la colaboración de un grupo de profesores de la Universidad a Distancia de Madrid y la Universidad Politécnica de Madrid.

Este trabajo de investigación se centra especialmente en el análisis de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, y en él mismo se analiza la historia y estructura de las agencias de calificación, los distintos tipos de calificaciones y la metodología utilizada para emitirlas.  

En palabras de José Andrés Sánchez Pedroche, Rector de la UDIMA y uno de los responsables de este trabajo, “Numerosos especialistas coinciden en la necesidad de crear mecanismos de control de estas Agencias, de aumentar la transparencia en su proceso evaluador y conseguir un acceso igualitario a la información por parte de cualquier inversor. Estas Agencias emiten opiniones disfrazadas con ropajes y pseudoavales científicos, opiniones que luego tienen un peso decisivo a la hora de facilitar o dificultar que las empresas, instituciones y organismos se puedan financiar en los mercados de capitales”.

El trabajo recoge y explica las principales críticas que desde distintos ámbitos se han venido vertiendo sobre estas agencias.

  • Oligopolio y Colusión, de las tres grandes agencias, que impide la entrada en el mercado de nuevas agencias.  
  • Uso de la “Profecía autocumplida”. Mecanismo por el cual un descenso de una calificación provoca la catástrofe de los evaluados, que se verán afectados por un aumento de los intereses y les generará dificultades a la hora de contratar con otras entidades financieras. 
  • Falta de calidad y previsión. Evidenciada por casos como los de Lehman Brothers o Enron.
  • Abuso de poder. Traducidas en calificaciones no solicitadas, actuaciones destinadas a mantener un mercado cautivo o el llamado rating shopping.
  • Oscurantismo metodológico. No se conocen los principios, leyes, parámetros, variables, ecuaciones y datos que utilizan para evaluar.
  • Arbitrariedad. Una parte de la calificación es subjetiva, se basa en las opiniones de sus expertos.
  • Omisión de responsabilidades. Las propias agencias defienden que ellas solo emiten opiniones y que estas no deben sustituir al análisis del inversor, lo cual genera una total omisión de responsabilidades.
  • Conflicto de intereses. Provocado por su doble condición de calificadoras y consultoras.

Además, el trabajo establece una serie de conclusiones y recomendaciones:

  • Las agencias tienden al “catastrofismo”, que siempre opera a favor del vaticinador.
  • Emiten vaticinios sin fecha de cumplimiento, lo que en la práctica hace imposible certificar su falsedad.
  • Necesidad de una profunda reforma del mercado de las agencias de calificación, de manera que se elimine el oligopolio existente
  • Necesidad de la creación de una entidad que evalúe y supervise a las agencias de calificación para garantizar que el inversor recibe la mejor información posible.

Los autores del trabajo

Áurea M. Anguera de Sojo Hernández (Universidad Politécnica de Madrid). María L. Campanario Hernández (Universidad a Distancia de Madrid. UDIMA), Juan A. Lara Torralbo (UDIMA), David Lizcano Casas (UDIMA), Juan Pazos Sierra (Universidad Politécnica de Madrid) y José Andrés Sánchez Pedroche (Rector de la UDIMA).