“La finalidad de la tecnología en el trabajo es ganar en flexibilidad”

Mar, 10/10/2017

Foto de familia: De izquierda a derecha, Luis Miguel Belda, Eugenio Lanzadera, Roque de las Heras, Antonio Cuevas y Joaquín Danvila

El secretario general de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), abogado y profesor doctor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, Eugenio Lanzadera, afirmó este martes que “la finalidad de la tecnología en el trabajo es ganar en flexibilidad” por parte del empleado.

Lanzadera impartió la conferencia ‘El control empresarial sobre los medios tecnológicos puestos a disposición del trabajador’ en el marco del 40 Aniversario del Centro de Estudios Financieros (CEF.-), donde valoró las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología en el ámbito de la conciliación laboral y familiar.

“¿Qué impide a empresario y trabajador que lleguen a un acuerdo sobre la realización de un trabajo en unas condiciones flexibles?”, se preguntó, tras lo cual advirtió que algo así contraviene la tradicional y natural posición de la “parte sindical dura” que apuesta antes por el cumplimiento de las ocho horas de jornada laboral y la posterior “desconexión digital”.

Y aunque reconoció que la desconexión digital “es también una garantía para los trabajadores”, Lanzadera quiso llevar más lejos el debate y subrayó que “la finalidad de la tecnología viene más por facilitar y ganar la flexibilidad, de modo que como trabajador puedo estar a disposición de los problemas importantes que pasan en la empresa y trabajar mis ocho horas, pero, al mismo tiempo, tener una entrada y una salida del trabajo completamente flexible en función de las necesidades, y eso me va a ir bien para mi ámbito familiar”, sentenció.

En otro contexto, el ponente abordó con profusión, tanto desde de la jurisprudencia existente y la legalidad vigente, el potencial uso y abuso de información personal del trabajador por parte de quien le contrata, así desde antes de que el primero sea contratado como durante el tiempo en que está ligado a la empresa.

Recalcó, en este sentido, la relevancia creciente que adquiere nuestra presencia, por ejemplo, en las redes sociales, paradigma de la incursión del ciudadano en la Red, espacio que alojará toda huella que deje y que puede ser objeto de revisión y valoración por parte del contratador.

Una información abierta que puede ser tenida en cuenta por la empresa a la hora de valorar la contratación o no de un trabajador, y que adquiere mayor trascendencia durante la relación laboral, pues “el entorno digital nos va a dar una información que antes no teníamos y eso incluso puede ser causa de extinción de la relación” contractual.

Es en este punto en que hizo la siguiente formulación: “Hasta qué punto se puede hacer uso de esa información volcada en Internet, que además es muy difícil de hacer desaparecer?”

O estas otras cuestiones que aún quedan sin resolver, por mor de una regulación jurídica incierta o no lo suficientemente adaptada al nuevo entorno digital: “Una vez en la empresa”, inquirió Lanzadera, “¿puede el empresario fiscalizar datos personales del trabajador? La cuestión”, apuntó, “es de quién es el ordenador; pues es propiedad de la empresa, la cual puede decidir sobre esa herramienta”.

Y al hilo de ello, agregó, “surge una nueva pregunta ¿Hasta qué punto puede la empresa controlar y vigilar la actividad que encomienda al trabajador? ¿Dentro del trabajo, un trabajador puede tener comunicaciones personales, como llamar a tu mujer?”.

Para Lanzadera el éxito de cómo acometer una disyuntiva de tal naturaleza radica en “cómo encontrar un equilibrio entre el uso, por ejemplo, de una cámara de vigilancia mientras un trabajador realiza sus funciones y el qué hace la empresa con ese recurso audiovisual”. “En cualquier caso”, aseveró rotundo, “hay que advertir”, el trabajador tiene derecho a ser advertido de que la empresa le controlará, así como la garantía de esta de que no hará un uso indeseable de esa información.