Estrategias para mejorar la capacidad de concentración

Lun, 26/06/2023

Hay momentos en la vida, como el final de curso o simplemente la realización de una oposición, en los que la concentración es la clave del éxito. Pero no siempre se logra mantenerse cien por cien concentrado, sino que la mente suele viajar de un lado a otro al cabo de unos minutos de concentración. Afortunadamente, existen diversas estrategias que pueden ayudar a mejorar esta habilidad tan importante. 

Redacción CEF.- Media

En primer lugar, es importante establecer un entorno propicio para la concentración. Hay que minimizar lo máximo posible cualquier tipo de distracción externa, como pueden ser ruidos o interrupciones. Por eso, es interesante buscar un lugar tranquilo y ordenado ya que eso puede marcar una gran diferencia. Además, mantener un horario estructurado y establecer tiempos dedicados exclusivamente a la concentración puede ayudar a entrenar el cerebro para focalizarse en una tarea específica durante períodos de tiempo más prolongados.

Otra estrategia efectiva es dividir las tareas en partes más pequeñas y manejables. La concentración se fortalece cuando se enfoca en objetivos específicos y alcanzables. Al desglosar una tarea en pasos más simples, se facilita el proceso y se evita la sensación abrumadora de tener que abordar una tarea completa de una sola vez.

La práctica de la atención plena, también conocida como mindfulness, de cuya práctica se ofrece formación en el CEF.- Centro de Estudios Financieros, ha demostrado ser una herramienta poderosa para mejorar la concentración. Esta técnica consiste en prestar atención plena al presente, sin juzgar los pensamientos que surgen. Se puede empezar dedicando unos minutos al día a la meditación mindfulness, centrándose en la respiración o en los sentidos. Con el tiempo, esta práctica puede aumentar la capacidad de mantener la atención y reducir la tendencia a distraerse fácilmente.

El ejercicio físico regular también puede contribuir significativamente a mejorar la concentración. La actividad física estimula la circulación sanguínea, lo que incrementa el flujo de oxígeno y nutrientes hacia el cerebro, favoreciendo su funcionamiento óptimo. Además, el ejercicio ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, dos factores que pueden afectar negativamente la capacidad de concentración.

La calidad del sueño es otro aspecto crucial para mantener una buena capacidad de concentración. Dormir lo suficiente y tener un descanso reparador es esencial para el rendimiento cognitivo. Establecer una rutina de sueño regular, crear un ambiente propicio para el descanso y evitar el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de acostarse puede mejorar significativamente la calidad del sueño y, en consecuencia, la capacidad de concentración durante el día.

La alimentación también desempeña un papel importante en la concentración. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes es esencial para el buen funcionamiento del cerebro. Consumir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como pescados grasos, nueces y semillas, así como frutas y verduras, puede favorecer la salud cerebral y mejorar la capacidad de concentración.

Por último, es importante recordar que cada persona es única y lo que funciona para unos puede no funcionar para otros. Por lo que hay que adaptarse a lo que uno necesita. Es la persona la que sabe cómo es, qué tiene que hacer en cada momento, cuáles son las tentaciones que harán que no se concentre. Cuando todo esto se sabe, cuando uno se conoce a sí mismo, establecer rutinas de concentración puede ser un poco más fácil. Por lo que, si a una persona le sirve ponerse algo de música relajante para poder concentrarse, que lo haga. Otros preferirán el silencio de la biblioteca o habrá otros que prefieran estudiar en casa. La clave es saber lo que funciona y trabajar en ello.