¿Cuál es la mejor estructura para mi empresa?

Jue, 02/04/2020

A la hora de arrancar un proyecto empresarial uno de los momentos que sin duda determinarán su futuro es cómo se va a estructurar. El efecto de las distintas ramas del Derecho sobre esa sociedad descansará en lo que Juan Ramón Chaler denomina el "círculo de confianza": el fiscalista, el laboralista y el contable de la organización. Habrá que tener muy en cuenta las concesiones, ventajas y obligaciones que a nivel jurídico puede tener la empresa a la hora de decidir cómo estructurarla y administrarla.

Alberto Orellana

Juan Ramón Chaler, abogado y profesor del MBA del CEF.- dio este jueves un repaso a las principales modalidades de estructura empresarial en el marco del Ciclo de Conferencias online y gratuitas convocadas por el Grupo Educativo CEF.- UDIMA bajo el hashtag #QuédateEnCasa, con motivo de la crisis del coronavirus.

El también director del área fiscal en el bufete Bardají-Hornado, abordó los aspectos de Derecho que pueden afectar a una empresa. Tanto desde la vertiente pública como privada. "Unas afectarán al principio más que otras", pero hay multitud de reglamentos y leyes que "deben cumplirse" y gestionarse adecuadamente, como no tardó en demostrar.

La primera doble vía que se nos presenta en la estructuración de la organización es la del empresario individual o las múltiples posibilidades del empresario social. De la modalidad individual, Chaler subrayó en varias ocasiones que implica lo que su nombre anuncia: estar "solo ante el peligro", por lo que se desprende su escasa recomendación. El empresario individual tiene un control total de la organización, pero también una responsabilidad "ilimitada" ante las deudas y errores (propios y de empleados).

En este contexto, el profesor del CEF.- quiso recordar la importancia que puede llegar a tener el matrimonio sobre las contingencias futuras de la empresa. Y, por tanto, ha invitado a "reflexionar" sobre un tema que, si bien es "sensible", conviene aclarar en el régimen económico que se firma tras la boda. "Si la cosa sale mal afecta a todos los bienes privados, presentes y futuros", detalló. El matrimonio puede afectar para bien (reforzar la entidad), o para mal, (sirviendo como puerta de entrada al divorcio).

SA y SRL

Dentro de las tipologías de empresarios sociales, el fiscalista se mencionó brevemente las Personalistas ("cuatro contadas" que existan), y las más conocidas, las Capitalistas (Sociedad Anónima o SA y Sociedad de Responsabilidad Limitada o SLR). La administración no corresponde a los socios, y no es necesario ser socio para administrarla. Esa es una de las principales características, aunque ni mucho menos la única.

En general, el docente apostó más por configurarse como una SLR, sobre todo si lo que se busca es mayor agilidad. Eso sí, la transmisión de las participaciones sociales es más limitada en una SRL y más libre en una SA. "Hay que tenerlo en cuenta al crear las reglas del juego: los estatutos", comentó. Dentro de las sociedades empresariales habló del papel que cumplen conceptos como las 'aportaciones no dinerarias', las juntas de socios, y la administración de la entidad.

El administrador

Esta última se llevó un porcentaje más generoso de explicación. No en vano, la figura del administrador es quien representa a la sociedad entera, socios y acreedores incluidos. Tiene unas cuantas responsabilidades, y aunque no hace falta que sea socio para (salvo que lo indiquen los estatutos), puede llevar a curiosas molestias a la organización. Por ejemplo, puede cobrar o no por el ejercicio de sus funciones (y no tiene por qué establecerse lo contrario de forma expresa, apuntó Chaler).

Este es uno de los "defectos comunes" por los que el Registro Mercantil rechaza los estatutos en la constitución inicial. En líneas generales, el fiscalista recomendó "pensárselo" muy bien a la hora de ser administrador. Y reconoció que lo habitual es que si no se encuentra al experto adecuado, "o bien lo es uno de los socios fundadores o lo son varios". Algo que ocurre más a menudo en las empresas medias que en las que integran el IBEX.

Norma fiscal y tributación

La tributación es un aspecto del que "no podemos olvidarnos" a la hora de constituir la organización. Lo que ganamos tenemos que tributarlo. Y esto hay que tenerlo especialmente en cuenta cuando nos inclinamos por configurar otros tipos de sociedad como la Sociedad Limitada Nueva Empresa (SLNE) - "un esperpento", según Chaler-, o las Sociedades Profesionales. Estas se dividen en Sociedad Limitada Profesional (SLP) y Sociedad Civil Profesional (SCP).

La importancia estriba en que, en las Sociedades Profesionales, "hay una doble regulación". Tanto que le impone la autoridad fiscal como Sociedad Profesional como la referente a su tipología concreta. Hay que conocer bien ambas, porque escoger un tipo u otro "es una obligación, no una opción". En las SCP la mejor forma de entender su vida "es la fiscalidad", defendió el docente. "Es la que marcará el futuro".

Respecto a la figura del emprendedor, Chaler concedió que "las normas fiscales marcan el camino de la empresa. No deberían molestar pero molestan porque son muchas y el Estado está en su derecho de exigirlas". De todas formas, si el negocio no es bueno, la estructura "de poco va a servir", puntualizó. Las obligaciones formales de tributación del emprendedor (identificación, facturación, registro...) son las que se utilizan "para descubrir" las obligaciones materiales".

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