Cuando tu jefe no sabe que te está acosando laboralmente en el trabajo

Lun, 13/11/2023

Si el empleado se siente intimidado, amenazado o constantemente criticado de manera excesiva, puede ser un indicio de acoso laboral ¿Y qué hacer contra ello? Son síntomas frecuentes a los que, de forma velada o directa se enfrentan millones de trabajadores a diario. Lo peor, a veces, no es solo eso, sino que el jefe no sea consciente de que está incurriendo en un insoportable y denunciable acoso laboral.

Redacción CEF.- Media

El CEF.- Centro de Estudios Financieros aborda esta problemática de manera transversal en muchas de sus formaciones relacionadas con una de sus especialidades, el ámbito laboral.

Si el trabajador percibe que le excluyen deliberadamente de reuniones, actividades o comunicación en el trabajo, eso puede ser una forma de acoso laboral, que va más allá de la pérdida de confianza.

Los expertos también recuerdan que acoso laboral es que tu jefe salte por encima de tus competencias y encargue a quienes forman parte de tu equipo tareas que conocerás después, precisamente por parte de esos compañeros a los que diriges. La confusión es doble en este caso, no solo de quien es responsable del equipo, sino, sobre todo, de quienes lo componen, pues no sabrán, al final, a qué y a quién atenerse.

Es importante recordar que no todas las situaciones incómodas en el trabajo constituyen acoso. Sin embargo, si el trabajador se siente persistente y gravemente afectado por la conducta de su jefe o compañeros de trabajo, es importante buscar apoyo y asesoramiento.

Si cree que está siendo acosado en el trabajo, debería considerar hablar con alguien de confianza, compartir sus preocupaciones con un amigo, familiar o colega de confianza para obtener apoyo emocional.

En ocasiones, uno descubre que otros compañeros están en la misma situación y cuando eso ocurre, el problema, entonces, está en el acosador. Y esto es más frecuente de lo que parece, es decir, que el jefe no acose a un empleado per se, sino que se trate de una acción que afecta a varios, a veces a un considerable número de ellos en la misma empresa.

Una empresa que, por situaciones como estas, puede poner en riesgo su continuidad, sobre todo si quien acosa no es un jefe intermedio, sino la más alta autoridad.

Por eso, compartir experiencias permite, a veces, descubrir que el problema no es particular, sino general, y que puede responder a una psicopatía del jefe, clínicamente no detectada, o, lo que es peor, simplemente a la mala fe, lo que tiene más difícil solución.

Otro síntoma observable de que hay un ambiente enrarecido, según los expertos, es cuando no pocos empleados abandonan voluntariamente la empresa en cortos periodos de tiempo, incluyendo cargos intermedios, de los que no cabría esperar que tomaran una decisión de ese tipo.

A veces, quien abandona el barco lo hace consciente de que no mejorará su situación económica, pero sabedor de que la empresa no tendrá futuro con el actual responsable al frente. Un responsable que, como ya se ha apuntado, no siempre es consciente de su comportamiento, pues el temor a ser represaliado impide a la inmensa mayoría trasladarle sus consideraciones al respecto.

En cualquier caso, los expertos aconsejan a la potencial víctima que guarde un registro detallado de las situaciones de acoso, incluyendo fechas, horas, personas involucradas y descripciones de lo sucedido. Por supuesto, que se familiarice con las políticas de la empresa sobre acoso y denuncias para saber cómo proceder y, si se siente seguro haciéndolo, comunicar el posible acoso a su departamento de recursos humanos o a la persona designada para abordar estos problemas en su empresa. De esta figura se espera objetividad a la hora de escuchar el planteamiento del trabajador, de modo que podrá aconsejarle sobre si, en realidad, está siendo objeto de acoso o no.

Si las medidas internas no resuelven el problema o el empleado experimenta represalias, por sutiles que sean, los expertos apuntan que debería considerar consultar a un abogado especializado en acoso laboral y, en última instancia, si fuera necesario, presentar una denuncia ante la autoridad competente o agencia gubernamental encargada de la protección de los derechos laborales, esto es, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social o el juzgado, sin más.