Un estudio premiado por el CEF.- vincula una menor desigualdad social con una relación más equilibrada entre empresario y empleado

Jue, 06/05/2021

Un estudio confirma que cuanto más sostenible sea la relación laboral de las empresas en términos de un mayor equilibrio organizativo entre los intereses de las personas empleadas y del empresariado, más sostenible será la sociedad gracias a la creación de una menor desigualdad social.

Por Rocío González

Así lo refleja el estudio realizado por Vicente Roca Puig, catedrático en el área de Organización de Empresas de la Universidad Jaume I, titulado ‘El doble rol de la inversión en recursos humanos en la desigualdad social', que obtuvo el Primer Premio en la modalidad de Recursos Humanos en el Premio Estudios Financieros 2020.

El autor del trabajo refiere la pandemia producida por la COVID-19 para señalar que, “probablemente, alterará el valor ético de equidad o justicia distributiva en las organizaciones”.

Porque, tras la aparición de dos actitudes contrapuestas derivadas de esta pandemia, a saber, la solidaridad humana y el distanciamiento social, cabe preguntarse si “¿nos volveremos más éticos y justos, primando comportamientos organizativos de colaboración entre diferentes grupos de interés (por ejemplo, empresariado vs. personas empleadas) que intenten compatibilizar y satisfacer sus diferentes intereses o, por el contrario, nos volveremos más egoístas e indiferentes, primando comportamientos oportunistas en los que cada grupo de interés intente maximizar sus propios objetivos?”.

Roca realizó esta investigación dentro del contexto del grupo de investigación Excellentia: calidad, innovación y personas” de la Universitat Jaume I, cuyo objetivo era iniciar un conjunto de investigaciones orientadas al estudio de las iniciativas de gestión de la calidad, la gestión de la innovación y la gestión estratégica de los recursos humanos desde las perspectivas teóricas desarrolladas en el ámbito de la administración de empresas.

La globalización económica, el desarrollo tecnológico y las políticas fiscales son factores macroeconómicos que ayudan a explicar una variación de la desigualdad social. Según Marens, a quien cita el autor, “las empresas surgen pues como agentes precursores de la desigualdad social”. Por tanto, las empresas juegan un papel muy importante al momento de contribuir a reducir la desigualdad proporcionando condiciones laborales equitativas dignas a través de su cadena de valor.

El estudio deja constancia que existe una interdependencia positiva entre la productividad laboral, la inversión en recursos humanos y la igualdad social, que avala que la viabilidad empresarial se alcanza con el progreso de la sociedad. Este papel notorio de la inversión en recursos humanos en la creación de una sociedad próspera, caracterizada por una reducida desigualdad social, se considera relevante para el bienestar de la sociedad, se expone en la investigación.

La importancia de la gestión de los Recursos Humanos

Roca Puig pone de relieve que el papel de la gestión de los recursos humanos es fundamental para el desarrollo sostenible por su inherente interconexión con el desarrollo sostenible de la sociedad a través de componente humano.

La gestión de los recursos humanos es importante para la búsqueda del talento, de personas comprometidas y de conocer el valor profundo de los factores que influyen en la cultura y en el cambio social. Esta inversión en recursos humanos influye en la equidad para la construcción de un desarrollo sostenible en cualquier colectivo social, ya sea empresarial como en la sociedad.

Del mismo modo, la sostenibilidad corporativa como equilibrio organizativo se consigue cuando la equidad en una relación social de intercambio genera confianza mutua y un comportamiento colaborativo entre participantes. Es imprescindible para que una organización sea sostenible que la relación laboral del personal con la organización sea equilibrada y no una relación de intereses.

Este equilibrio organizativo, se sostiene en el trabajo de investigación, refleja el éxito de la empresa y establece una compensación apropiada para que la plantilla esté motivada y la participación en la organización sea continua.

En este contexto, el índice Gini y el S80/S20 son dos indicadores de desigualdad social que manifiestan el papel activo y significativo de la política laboral de las empresas en la consecución de una mayor igualdad social, pues, cuanto más sostenible sea la relación laboral de las empresas con un mayor equilibrio organizativo entre los intereses empleado-empresario, más sostenible será la sociedad creando una menor desigualdad social.

Igualmente, un compromiso organizativo con los empleados en la inversión en recursos humanos con prácticas como la remuneración relativamente elevada, el apoyo a la formación y el fomento de la contratación indefinida supondrá el bienestar de los empleados y las actitudes y comportamientos serán favorables, en cuanto a un mayor rendimiento operativo, que mejorará la productividad.

Así, la transición de un negocio sostenible para la configuración de una dinámica de regeneración de la igualdad social es imprescindible para cimentar y desarrollar el binomio empresa-sociedad. Por este motivo, el progreso económico viene representado por la productividad laboral y el progreso social manifestado a dos niveles: a nivel de la empresa por la inversión en recursos humanos y a nivel de la sociedad por la igualdad social.

Construcción de un mundo más equitativo

Transformación y construcción de un mundo más equitativo y equilibrado para marcar el camino del respeto y la preservación de los derechos son fundamentos para conseguir una unanimidad. Transformar la empresa para la gestión en un talento sostenible es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que defiende la presencia de un “crecimiento económico inclusivo”.

Esta Agenda 2030, según el investigador, ofrece oportunidades decisivas para fomentar la aplicación, “no puede haber un desarrollo sin derechos humanos, al igual que no hay derechos sin desarrollo”. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) junto con los procesos de transformación tecnológica deben marcar la hoja de ruta de la Gestión de Personas.

Las personas son un activo muy importante de las empresas porque los valores éticos, actitudes y comportamientos tienen un impacto evidente en la dimensión social de sostenibilidad, asociándose con variables tales como la desigualdad de ingresos de la sociedad. Estas ventajas competitivas son apreciadas por los clientes, son sostenibles y permiten generar una propuesta de valor.

Una relación de intercambio social equitativa entre personas empleadas y empresa caracteriza la sostenibilidad corporativa y mejora el desarrollo sostenible de la sociedad al limitar su nivel de desigualdad social. Esto hace que la rentabilidad empresarial, el bienestar de las personas empleadas y el bienestar de la sociedad sean propósitos complementarios.